Santiago Acosta, periodista? showman?

Son las doce y media de la noche y la programación es aburridísima. Después de haberme quedado dormido con la "pachanga" España-Canadá que ha emitido TVE1, me toca pagar peaje y tragarme ese gran programa que es Salsa Rosa, presentado por Santiago Acosta.

Es increíble el poco interés que me despierta este espacio, de hecho, nulo. Los personajes invitados son de tan poca relevancia social que no merecen ni ser escuchados. Incluso son actores secundarios, en el mejor de los casos, de ese teatro al que llaman "el mundo del corazón" o la "prensa rosa".
Hoy mismo he visto que entrevistaban a una hija de Rocío Durcal de 26 años, llamada Shaila, que explicaba su dilatada carrera como artista (creo que canta), después a Fran Murcia (ex de la Divildos) y ahora oigo a Sonia Arenas a lo lejos....

El motivo por el que me he levantado a escribir estas líneas no son ni la purria de invitados que se están paseando hoy, ni el mundo del corazón en general, sino por ese pobre hombre que presenta el programa: Santi Acosta. Que MALO es!! que soso!!, que todo.....

Solo se dedica a presentar al invitado y a hacerle la primera pregunta. Y ahí acaba todo. Es capaz de estar 15 minutos sin abrir la boca y ni se inmuta el tío!!! De hecho si se levantara de la silla y se marchara, el programa continuaría igual hasta su próxima intervención.
Eso sí, cuando el guión o los del pinganillo le indican publicidad, suelta un grito de no se cuantos decibelios y da paso a los cortes publicitarios. O cuando a eso de las dos de la mañana, en medio de una entrevista, se levanta y grita: 6000 euros!! Que estruendo!!!. Me recuerda a cuando nos estamos quedando dormidos en una conversación con más gente y cuando despertamos de una cabezada, gritamos lo que nos ha parecido que ha sido la última palabra escuchada, para hacer ver que seguimos la conversación...

Eso sí, lo mejor es el don que tiene para bailar. Si todavía no lo has visto bailar marca politono acosta al 5555, ja, ja!! El pobre lo tiene que pasar fatal cuando ponen música en plató.

En fín, un periodista que había presentado el tiempo y algún informativo que otro acaba haciéndose famoso por justamente lo contrario. Por eso. Por no hacer de periodista. El mundo al revés.